4/5/07

El árbol de la Amistad


Estaba yo el otro día pensando en todo y en nada, cuando me invadió un sentimiento muy raro. Era algo que no había sentido nunca, o al menos, algo que no había sentido desde hacía mucho tiempo.

Hace unos meses, en una fiesta que di (ahora mismo el motivo es lo de menos), nos juntamos un montón de gente. Entre mis invitados había gente de distintos grupos (amigos de toda la vida, amigos del equipo de fútbol, amigos de la universidad, amigos del trabajo...) y muchos de ellos no se conocían.

La fiesta fue todo un éxito. Había buena música, bebida, comida, juegos, y todo el mundo se lo pasó de maravilla.

La gente de los distintos grupos se entremezcló, incluso aquellos que no se conocían de nada, y a lo largo de la noche la gente fue cogiendo más confianza.

Gracias a la fiesta, nacieron nuevos lazos de amistad entre gente que ni se conocía. Incluso entre algunos de los asistentes pareció nacer algo más que amistad...

Yo estaba muy contento por el éxito de mi fiesta, todo el mundo me dio la enhorabuena y aquella noche me fui a dormir más feliz que una lombriz.

A lo largo de las semanas siguientes se repitió en varias ocasiones la experiencia de juntar a la gente de distintos grupos, salimos de fiesta, fuimos al cine, a pasar el día al campo...

Llegó el día en el que nadie podría distinguir los grupos originales en el nuevo amasijo. No se apreciaba diferencia entre los que éramos amigos de siempre y los que se habían conocido hace poco.

Llegó el día, incluso, en el que la gente, que se había intercambiado números de teléfono y direcciones de correo electrónico, empezó a hacer planes por su cuenta, y no necesariamente incluyéndome a mí.

Me cabreé, me cabreé mucho. Maldije el día en el que les había presentado. ¡Desgraciados! ¿Así me lo pagáis? ¿Haciendo planes a mis espaldas?

Me encolericé, me cagué en su poca vergüenza, les recriminé que hubieran quedado sin mí, me reí de su traicionero concepto de amistad.

La cagué. Una y mil veces, la cagué. Les acojoné, les hice sentirse mal, simplemente por haber hecho lo que era natural entre los seres humanos: relacionarse con seres semejantes.

Recapacité. ¡No me podía sentar mal que se llevaran bien entre ellos! Se supone que eso exactamente era lo que pretendía al mezclarles... ¿O hubiera preferido que se llevaran mal? No, claro que no...

De hecho, volviendo hacia atrás mentalmente, pasito a pasito, volví a la situación original, justo antes de la fiesta que celebré hace unos meses.

Ahora los grupos volvían a estar separados (amigos de toda la vida, fútbol, universidad, trabajo...).

Eliminé mentalmente a los amigos de mis amigos que había conocido a partir de aquel día que empezamos a mezclarnos todos. Fuera. Quedaban sólo mis amigos, divididos en grupos.

Examiné cada uno de esos grupos.

En el grupo del fútbol, por ejemplo. Me llevo bien con todos, en mayor o menos medida, les considero a todos mis amigos...

Pero volviendo a hacer uso de la regresión mental en el tiempo, hubo un día en el que yo no les conocía. Yo conocía tan solo a uno de ellos, vecino de toda la vida y compañero de colegio, gracias al cual me metí en el equipo y conocí a los demás.

Eliminé por tanto a los que había conocido gracias a mi vecino, dejándole sólo a él en el grupo de amigos del fútbol.

En el grupo de amigos de toda la vida (que en realidad lo son sólo desde hace unos 5 años, poco conservo de etapas anteriores) todos y cada uno de los componentes son imprescindibles.

Uno me da lo que el otro no es capaz, con uno puedo hablar de lo que no puedo hablar con el resto, para uno soy confesor, con el otro me basta y me sobra para corrernos una juerga de las que no se olvidan en meses...

Todos y cada uno de ellos son importantes, más bien vitales. Y sin embargo les conocí a todos ellos a raíz de un compañero de universidad. Él ya tenía su grupo de amigos hecho, al que yo me incorporé poco a poco.

Eliminé por tanto a todos los demás, y en mi mente quedó sólo un amigo de "toda la vida".

Hice lo mismo con cada uno de los grupos, que se vieron diezmados, y pensé en lo triste que sería mi vida si la situación fuese realmente así.

Básicamente, cogí mi árbol de la Amistad, le arranqué las bellas flores y los ricos frutos y empecé a podar ramas y más ramas. Lágrimas rodaron por mis mejillas al recordar que algún día esas ramas que ahora daban consistencia a mi árbol, no habían sido más que insignificantes brotes.

Seguí podando, todas las ramas secundarias, todas las que dependieran de otras ramas... Y fue muy triste...

Porque me quedé solo, tronco.

11 comentarios:

galletitas dijo...

Me ha hecho recapacitar este artículo...GRACIAS POR SER UNA INSIGNIFICANTE RAMITA DE TU GRAN ÁRBOL!!!!!

Besotes

Sergio dijo...

Tío, tienes toda la razón del mundo: te aburres mucho.

Obviamente, así son todas las relaciones, ¿no? Nadie nace conociendo a nadie, así que cualquiera que se ponga a podar el árbol (será mi mente perversa, pero esto me suena friki) se quedará solo, a no ser que haya gente que haya conocido "de la nada", ¿no? Algo así como cuando entras en la guardería y nadie conoce a nadie.

Anónimo dijo...

Tío...deja las drogas..o al menos no las tomes cuando escribas :)
Ahora en serio, es lo que tiene tratar con la gente. Somos imprevisibles y casi nunca pensamos en los demás...pero bueno, ya me di cuenta que lo del árbol de la amistad, en mi caso, se queda en un raquítico bonsai, en el cual por supuesto te tengo icluído aunque no me invites a esas fiestas de las que hablas, cabroncete jejeje...
Un abrazo

Anónimo dijo...

Razón tienes, Zendir, pero no por ello me va dejar de dar miedo. Me alegra que seais amigos, es más, es una de las cosas más bonitas que hay en mi vida en estos momentos, pero ya te digo, da miedo...

Lo siento muchísimo.
Besitos.

Zendir dijo...

Galletitas, ¡me alegro de que te haya gustado! Y por cierto, que sepas que ninguna ramita del árbol es insignificante.

Sergio, ¿tú quién coño eres? No haces más que escribir en mi blog pero no te conozco de nada. ¿No serás uno de esos Dementes? En fin, ya que has escrito, te contestaré...

Está claro que nadie nace conociendo a nadie, como mucho conoces al médico que te extrae del calor materno y a tu madre, y luego empiezan las presentaciones: este es tu padre, estos tus hermanos, esta que te tira de los mofletes es tu abuela...

Pero lo que yo me proponía era distinguir entre la gente que conoces por ti mismo, y la gente que has conocido gracias a la participación directa de un tercero. A veces la frontera es sútil, pero yo creo que si estrujas un poco esa neurona podrás entenderlo. ¿O quieres que te lo explique mejor en pseudo-código? :P

Lou, qué sorpresa verte por aquí. Ya veo lo mucho que trabajas en las guardias, jeje. Es broma, me alegro si no tienes mucho lío. Yo también me alegro de que formes parte de mi árbol, y de lo de las fiestas... tenemos una pendiente, ¿eh? Un abrazo.

Campanilla, ¡qué alegría verte por aquí de nuevo! En serio, no tienes de qué preocuparte, ya lo sabes ;)
¡Muchos besitos y ánimo!

Sergio dijo...

Pues eso, Zendir, la gente que has conocido en la guardería, o de llegar a un sitio de nuevas donde nadie conoce a nadie. Porque si no, chungo...

Pero ya te digo, así se relaciona el ser humano desde siempre, ¿no? Es lo normal.


Y estoy con L.O.U., a mi no me invitas tampoco a esas fiestas en las que poder robarte amigos.

Zendir dijo...

L.O.U., S.E.R.G.I.O., algún día os explicaré el significado de la palabra metáfora...

Anónimo dijo...

Acabo de llegar de Granada, ¿y que es de lo primero que he hecho (saludar a padres aparte)? leer tu blog.

Me alegro muchísimo de estar en tu árbol, en la rama de los de "toda la vida", y me alegra ser de los que conocen la palabra "metáfora".

Anónimo dijo...

Esto, hola!!!
Después de este post tan su-realista solo puedo decir... nada, ya lo han dicho casi todo :-). Pero no te ralles!! La vida es asi (la vidaaaaaaaa es asiiiiiii, llena de luzzz llena de cooooolorr, una flor que se abreeee, en el centro de tuuuuu, corazon!!! la vida es asi la vida, la vida es asi la vida...) ^^
Espero que algun dia me invites a una de esas fiesta ^^
Saludicos

Anónimo dijo...

Y ahora toca la segunda parte.... Tu te pinchas la sabia del arbol y por eso está raquítico.... no puede ser que tengas tanto tiempo libre para escribir todo eso a no ser que desdobles tu personalidad y Vladimir cobre vida propia durante un rato....

En fin, que estoy con Lou, a esas fiestas nunca nos invitas!!!!

Y ahora me toca daros una primicia a falta de confirmar fecha.... unos colegas van a dar un concierto y me 'han exigido' que cante a capela '19 dias y 500 noches' asi que ya la estoy ensayando. Por supuesto, les he exigido que el vestuario corra de su cuenta y que el bombin no es negociable.... asi que ya sabeis, ya os dire donde doy mi recital porque 'a mi no me gusta hacer el tonto casi'.

En fin.... que la vida puede ser maravillosa!!!!

Zendir dijo...

Me rindo:

- No trataré de explicar de nuevo que la fiesta no existió realmente.

- Prometo invitaros el día que haga una fiesta de ese tipo.

- La noche en la que Joaquín nos va a cantar podría ser una buena excusa para pegarse una fiesta. ¡Eso no me lo quiero perder yo!