El picor, también llamado prurito, puede aparecer por multitud de causas y como consecuencia de un gran número de enfermedades. Habitualmente se alivia cuando nos rascamos, pero en ocasiones rascarse sólo provoca que nos pique más, y si nos seguimos rascando podemos causar mayores irritaciones e incluso heridas.
En ocasiones el picor es una respuesta del organismo a una alergia (a alimentos, medicamentos, plantas o picaduras de insectos). También puede ser causado por quemaduras solares o por otras enfermedades de la piel como soriasis o dermatitis. Nos puede picar también cuando tenemos algún parásito, como piojos o ladillas. O simplemente a causa de la caspa o de la piel seca.
El picor puede presentarse en todo el cuerpo o de manera local. Cuando es localizado suele ser como consecuencia de una picadura o por contacto con alguna planta o producto químico. El picor generalizado suele ser causado por enfermedades.
Pero, ¿cuál es la causa del picor? ¿Por qué nos pica cuando no estamos enfermos, ni nos ha picado ningún bicho, ni nos hemos acercado a una ortiga? ¿Y por qué sentimos alivio cuando nos rascamos? ¿Por qué vuelve a picar al cabo de un rato?
En nuestro sistema nervioso existen tres tipos básicos de fibras nerviosas. La sensación de picor, al igual que el dolor, viaja por las más pequeñas de estas tres, que son a su vez las que más lentamente transmiten los impulsos eléctricos (tan solo un 5% de estas fibras se dedican al picor).
Al llegar estas señales al cerebro,se produce una respuesta automática que hace que nos rasquemos o frotemos la zona afectada. Cuando lo hacemos, se estimulan otras terminaciones nerviosas de la zona, y la sensación se dispersa y pierde intensidad. Es en ese momento cuando sentimos el alivio.
Pero en la misma acción de rascarnos, estimulamos también receptores del dolor presentes en la misma zona. La respuesta de nuestro sistema nervioso central es liberar sustancias analgésicas para diluir la sensación de dolor, y con mucha frecuencia hacen que aparezca una necesidad aún mayor de rascarnos. Cuando lo hacemos, comienza de nuevo el ciclo, hasta que no podemos parar de rascarnos.
Una forma de salir de este ciclo sin fin es intentar ignorar el picor y evitar rascarnos, aunque no suele ser fácil porque como se ha dicho, el cerebro genera una respuesta automática. Normalmente, si no nos rascamos (porque lo evitamos conscientemente o porque no podemos en ese momento), empezamos a sentirnos inquietos, a perder la concentración, a ponernos nerviosos, y al estar pendientes del picor podemos ser conscientes de otros picores de menor intensidad que en otras circunstancias no habríamos llegado a percibir.
Pero ahora sí nos pica. Nos pica aquí y allí. Nos pica todo el cuerpo. ¡¡¡Y tenemos que rascarnos!!! Sin ir más lejos, durante la redacción de este post me ha picado la coronilla, detrás de las orejas, el antebrazo, la ingle, la sien, el empeine y el testículo derecho.
5 comentarios:
Muy entretenido el articulo, jajaja me gusto mucho!
jjajaja gracias por la info
desde ya hace mas de un mes me pica todo el.cuerpo, me salen algunas veces unos puntitos rojitos y algunos moraditos muyy pequeñitos, me picaaa y ahora ne salen aveces como pequeños granitod, me pica siempre mi cuerpooo, xk? ke pasa?
Respuesta al anónimo de arriba: TE ESTAS CONBIRTIENDOOOOOOOOOOOOO. :-)))))))
Muy chulo
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