Gratis, gratis...

Hace ya unas semanas que fuimos a cenar a una conocida hamburguesería. Para no hacer publicidad, diré que era uno de esos que no es un Burger King. Con el menú nos tocó un suculento premio: ¡revelado gratuito de 20 fotos en una página de internet! Me guardé el código del regalo para mirarlo desde casa, sin mucha fe de que fuera realmente gratis.

Al cabo de unos días me metí en la página en cuestión, introduje el código de regalo y me añadieron en la cuenta un revelado gratuito de 20 fotos, además de un envío gratuito a casa. ¡No me lo podía creer!

Estuve eligiendo las 20 fotos, eligiendo el formato, retocando, poniéndole un borde a algunas... Al cabo de un rato largo tenía mis 20 fotos lista para imprimir, y lancé el pedido. Tras poner mis datos, mi dirección y todo eso, llego a la última pantalla antes de hacer el pedido. Era una especie de facturilla:

Revelado 20 fotos --> 0 €
Gastos de envío --> 0 €
Manipulación y portes --> 2,52 €

Así que con las mismas cancelé el pedido, y le dieron por el ojete. No es tanto por los 2,52 €, sino por la sensación de estafa con la que me quedé. Después de anunciar que todo era gratuito, lo cual me parecía una idea genial de publicidad para darse a conocer, y que muchos usuarios empezaran a usar sus servicios. Por lo tanto, no voy ni a nombrar a la empresa en cuestión. Y sí voy a recordar a Ben & Jerry's, que me parecen unos genios de la publicidad con su iniciativa de dar helados gratis un día al año.