30/10/08

Hostia ¡oh! limpica


Pues sí, al final lo voy a contar por aquí para que todos estéis informados y nadie se preocupe...


El día de autos

Todo sucedió el martes por la tarde, cuando volvía del trabajo. Llevaba todo el día lloviendo, y a esa hora no iba a ser menos. El autobús de empresa me acercó a la estación de trenes de Atocha. Con lo del cambio horario y eso ya era de noche a pesar de que aún no eran ni las 7 de la tarde.

Cuando el autobús paró, comencé el descenso de las escaleras. Vi que entre el autobús y la acera había como un metro de distancia, y que todo ese espacio tenía una capa importante de agua. Sin pensarlo dos veces cogí impulso y salté hacia la acera.

Uno, dos, tres... tres tirabuzones y medio, con mortal y medio adelante y croché piernas cerradas. El vuelo había sido perfecto. Los jueces estaban boquiabiertos. El público estaba a punto de estallar en un aplauso. Pero llegó el momento del aterrizaje.

Entre la humedad del suelo y el mal agarre de mis suelas no conseguí clavar el salto, y empecé a deslizar por la acera. De pronto trastabillé y caí hacia delante, de manera que todo mi peso (que no es poco) cayó sobre mi rodilla. Tras el golpetazo seguí patinando con el cuerpo sobre el suelo mojado. Eso sí, mantuve la chaqueta que llevaba en una mano y el móvil que llevaba en la otra en perfecto estado y siempre alejados del piso.

Me temía lo peor, cuando de pronto el estadio se vino abajo. El público puesto en pie me aplaudía y me jaleaba. Pensaban que el deslizamiento era parte del espectáculo y estaban encantados. Los jueces alzaron sus cartelones: diez, diez, nueve setenta y cinco, diez, nueve setenta y cinco y diez. Una ejecución casi perfecta.


El día siguiente

Amanecí con la rodilla como una pelota de nívea, y el dolor aún era intenso. Una rápida visita al médico me quitó la preocupación. No era más que el golpe. Algo de reposo, hielo local, pastillas para la inflamación y un par de pomadas. El dolor, la hinchazón, el moratón y la herida se irían con el tiempo. La Gloria Olímpica y el recuerdo de un salto casi perfecto me acompañarán toda la vida.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien, Nadia Comanecci a tu lado era una piltrafilla...

Si es que te crees joven aun y eres ya viejuno!!!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Ay, pobre!
Espero que te recuperes prontito, y si necesitas un besito en la rodilla, sabes quién te lo dará, siempre.
Muak!

Gux dijo...

Ouch que dolor!!!! Espero que te recuperes pronto

GatitoLindo dijo...

tu querias unirte al club de los cojos, eh??Pues te fastidias que "solo"ha sido el golpe XDD
Recuperate pronto!!
Muaks!

Zendir dijo...

¡Gracias a todos! Os dedico mi genial pirueta

;)

Nat dijo...

Ouch... Eres tan torpe para los saltos como para estafar. =/

Cuídate esa rodilla, anda.

Sergio dijo...

¡JAJAJAJA! ¡Qué grande, Nat!