7/11/07

La chica de la carpeta


No estaba siendo un día especialmente bueno para mí. Seguía arrastrando algunos efectos de la gripe que acababa de pasar, la cual acababa de joderme un puente, y un viaje que tenía muchas ganas de hacer.

Había sido un día bastante complicado en el trabajo, mucha tensión con los jefes, muchas prisas, muchos agobios. Me había tocado además asistir después del trabajo al curso de formación que me habían asignado. La clase había sido tan aburrida como siempre, pero por fortuna era la última.

Llegué a la estación de metro acompañado de mi amigo y compañero de curso. Cuando íbamos cruzando por la pasarela que cruza todas las vías, camino de nuestro andén, vi que nuestro tren estaba parado y con las puertas abiertas. Una mirada bastó para comprobar que estábamos de acuerdo en no correr para cogerlo. Seguimos caminando a paso lento.

Sin embargo, cuando llegábamos al andén vimos que el tren seguía parado y con las puertas abiertas, por lo que hubo cambio de planes, y nos dimos una pequeña carrera para llegar a cogerlo... pero justo las puertas se empezaron a cerrar delante de nuestras narices.

Inesperadamente, una chica que estaba dentro del vagón y nos vio acercarnos corriendo al tiempo que las puertas se cerraban, alargó el brazo, metiendo su carpeta entre las puertas que se terminaban de cerrar. Las puertas la atraparon, y el sistema de seguridad hizo que se volvieron a abrir, pero no lo suficiente para que entráramos. Las puertas se volvieron a cerrar, y el metro echó a andar.

Vi en los ojos de aquella chica una NECESIDAD inexplicable de comunicarse con nosotros. Parecía inquieta. Pensaba la manera de no perder el contacto. Sacó su móvil. Lo miró... Finalmente le dio tiempo a hacer dos gestos sencillos antes de que el metro desapareciera por el túnel. "Esperad". "Aquí".

Cuando llegó el siguiente tren a nuestro andén, a la chica aún no le había dado tiempo a dar la vuelta y llegar a la estación. Mi amigo decidió que era una tontería esperar, y se cogió el metro. Yo sentía que no podía irme. No conocía a aquella chica de nada, pero la sola idea de imaginar su cara al llegar, después de haberse dado la vuelta, y no encontrarnos allí... Tenía que quedarme a esperarla.

Al cabo de diez minutos largos la vi llegar en un metro que venía en dirección contraria. Se fue hacia las escaleras que suben a la pasarela, sin ni siquiera mirar si seguíamos allí, con fe ciega. En sus manos sostenía su carpeta...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No entiendo porqué volvió, si tenía su carpeta, la conociais?

Nat dijo...

q bien contado :O

Anónimo dijo...

Falta el desenlace.....

De todas formas, yo le diria a tu amigo que no se puede hacer esas cosas, que esperais los 2 despues de lo que ella hizo ;D

Un saludete a todos los amigos del blog de Zendir

Zendir dijo...

Es un final abierto, que cada uno imagine lo que quiera :P Mi amigo es un capullo, no fue capaz de esperar, pero al final resultó ser peor para él...