4/2/07

Pioneros




Estaba el otro día leyendo unas cosillas por internet, cuando se me vino a la cabeza una pregunta. De la preguntá nació un razonamiento, y del razonamiento, este post.

Digamos que en el mundo existen dos tipos de inventos.

En el tipo I, se incluyen todas las cosas simples, que se inventan y se pueden empezar a usar sin más. Por ejemplo, unas tijeras. Yo necesito recortar una hoja en pedacito, invento unas tijeras, y al momento puedo recortar el papel. Un invento realmente útil. Otro ejemplo, los clinex. Yo tengo mocos, y la piel de la nariz irritada de sonarme con papel higiénico, invento los clinex, y al momento me estoy sonando con ellos. Otro invento realmente útil. Creo que con esto ha quedado claro cual es la idea de los inventos tipo I.

Son inventos de tipo II son los que realmente admiro. Hay que tener un par de cojones bien puestos para llegar a inventar un tipo II. En este tipo se incluyen todas aquellas cosas que, una vez inventadas, no sirven para nada. No sirven para nada, por ejemplo, hasta que se combinan con otras cosas, o bien hasta que se inventa algo que las hace útiles. Sé que este segundo tipo es más difícil de entender, así que pondré especial esmero en los ejemplos.

  • El ejemplo por excelencia es el teléfono. Imaginaos ese laboratorio... Ese científico trabajando día y noche en la fabricación del teléfono... Y cuando por fin lo tiene: NADA. No sirve para nada. ¿A quién llama? Dale que te pego otra vez, a repetir todos los pasos, a inventar el segundo teléfono... Y luego a probarlo. Ahora sí. Servía para algo... Para llamarse a sí mismo, dentro de una misma sala. Imaginaos la tensión que tuvo que tener ese hombre hasta que el invento se extendió y fue realmente útil.
  • Otro buen ejemplo sería la televisión. Ponéos en la piel de ese hombre, trabajando incansable en la elaboración de un aparato receptor de imágenes a través de las ondas. Y mucho peor, imagináos ese plató de televisión, con toda esa gente trabajando, el de las noticias, el del tiempo, el de los deportes, los de los concursos... Haciendo programas y emitiéndolos día y noche, a la espera de que el otro tío inventara por fin la tele, captara la señal, y aquello se empezara a fabricar en serio y ser realmente útil.
Si lo pensáis un poco, hay muchísimos ejemplos de inventos tipo II, lo que no deja de asombrarme. Seguimos con algún ejemplo más:
  • El enchufe. Aquella casa de hace unos siglos. Aquel hombre aburrido. Un buen día, inventa el enchufe... En cada habitación pone el cuadradito blanco con dos agujeritos y ahora... Nada. A esperar que alguien invente cosas, como planchas, teléfonos móviles, etc. que necesiten estos enchufes. Algún día su invento será ampliamente utilizado y valorado, llegará a ser realmente útil, pero por el momento...
  • El CD. Realmente frustrante. ¡Ay del hombre que inventó este soporte! Su predecesor, Matthias Diskette, había conseguido almacenar 1.44 Mb en su famoso invento cuadrado... nada, si se compara con los más de 600 Mb que se pueden llegar a guardar en un CD. El tío tiene un mérito increible. Pero pensad en el come-come que tuvo que sentir ese hombre durante el tiempo que se tardó en inventar el lector de CDs... Terrible. Algo pasado le pasaría al inventor del DVD. Pasaron meses hasta que su invento pudo sernos realmente útil.
Y en fin, podría seguir, pero creo que la idea ya está clara. Hoy quiero rendir tributo a todos estos inventores tipo II, ya que los de tipo I ya tuvieron suficiente recompensa con que sus inventos fueran realmente útiles.

¡Salud!

1 comentario:

galletitas dijo...

Increíble lo que da de sí la mente humana!!! Muchas gracias a los pekeños Da Vinci que dedican su tiempo y esfuerzo para hacernos la vida más fácil. -_^


Besos de madre disléxica